jueves, julio 01, 2010

26.

"Anulando ando"

(mi opinión personal sobre la campaña del voto nulo en Puebla, 2010)

En noviembre de 2008, Puebla anuló cerca del 14% de las boletas electorales. La intención de la campaña "ciudadana", en parte, era una protesta contra el sistema -muy rancio- de partidos.

Fue un ejercicio que llamó la atención de algunos sectores. En Puebla, sin embargo, logró que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganara en todas las casillas del estado.

En un estado donde un sólo partido ha gobernado "toda la vida", el voto nulo, aunque fue el más numeroso a nivel ciudad (Puebla), no sirvió de nada.

Ejemplificado:

Si yo contendiera por "El Partido de Siempre" para presidenta de la clase de 40 personas, y tengo 10 amigos, eso me asegura 11 votos. Si mi contendiente más cercano "El partido de las guerras fallidas", tiene 6 amigos, pues tendrá 7. Suman 18 votos.

A lo mejor habrá alguien más que asegura 5 votos. Ahí van 23.

Quedan 17 personas que aún no deciden qué hacer con su voto. Aunque son una mayoría, eso prácticamente me garantiza el triunfo de una elección. Es decir, si logro sumarme únicamente 4 votos, ya gané. (11+4= 14, mientras que 17-4=13).

Pero qué flojera andar convenciendo a tres monitos. Así que le apostaré a: quienes no vayan a votar... o quienes vayan a anular su voto. ¿Por qué? Porque eso garantizaría, sin esfuerzo, que yo tengo la mayoría.

En 2008, los votos nulos fueron del 4%. En el escenario de mi clase, sería de 1.6 personas que ANULARÍAN. Y el abstencionismo fue del 35%; es decir que 14 personas ni se molestarán en votar: 14 + 1.6 (bueno, 2 pa'redondear) = 16. Este es el número de votos que no se fueron para nadie.

Entonces, siendo una elección de mayoría simple, continúo teniendo la mayoría de los votos. O sea, ya gané. Y de calle.

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El voto nulo sólo provoca que "el músculo" o la base de un partido sean los que decidan el destino de una elección. Así de simple.

Al anular, le estás dando más poder al poder.

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