martes, agosto 23, 2011

lunes, junio 13, 2011

43.

Me ofrezco

Lo único que me queda es el poco ingenio que me dejaron. Manos redondas que combinan con mis caderas y unos ojos que intentan conocerlo todo.

Lo único que me dejaron es un corazón expectante. Sueños profundos y realidades contradictorias. Se llevaron parte del alma falsa que me habían dotado y me dejaron la mínima parte de una verdadera que muere por crecer.

No ofrezco más que un controlado desenfreno.

Carezco de las prácticas superficiales que me harían divertida pero me matarían la conciencia. No pretendo morir por diversión.

Encontré a mis inseguridades escondidas en un ropero detrás de la mente y ahora no las dejo ir por temor a que se lleven todo. Las aprisioné y ellas se apoderaron de mí. Somos enemigas compañeras de celda obligadas a convivir en hacinamiento emocional. Como quien reconoce a un amor pasado pero todavía doloroso y voltea la cara para evitar el contacto a metros de distancia.

No prometo un estuche de monerías, antes un carrusel de contradicciones.

No prometo quedarme para siempre pero insistiré en hacerlo si me lo pides.

Prometo que te dejaré libre con recelo disfrazado de buenos deseos. Allá irás y me quedaré secretamente esperando tu regreso. No te pediré que vuelvas, sin embargo. Harías bien en reconocer esta flaqueza. Es la más grande que tengo entre todas las que ostento.

Te amaré, eso sí, como dicta la buena norma: buscaré tu felicidad aunque se encuentre fuera de la mía. Aunque no cantaré canciones ni te recitaré poemas. Que baste que te haré inmortal en mi memoria.

42.

Sad but true

Nada más triste que una mujer que pone todo su encanto en un falso talento. Amén. Oremos...

Nada más desesperante que un hombre lo suficientemente inseguro para creerle. (Verdá de dios... )

Nada más letal que quedarse con los brazos cruzados (vayamos en paz..)

Nada más patético que escribirlo sin la oportunidad de decirlo (la misa ha terminado.)

41.

Este país que me desespera y me apasiona a la vez (no me voy porque pa'huevos fritos, en mi casa)

40.

San Antonio, ¡échale ganitas!

Hoy es día de San Antonio de Padua. Al contrario del mitote (de enorme mito, no de guateque con sicotrópicos involucrados) que pensé que era pedirle novio, marido, señor, amante, ligue, besos, asunto, ondita y demás; nunca supe hasta dónde llega la devoción para este santo hasta que fui con una amiga el año pasado a "verlo".

Es mágico. Nunca vi tantos ojos ponerse blancos de ganas que le ponen las mujeres al rezarle. No importa físico, condición social, nivel de estudios o nivel de urgencia; siempre hay iglesia llena cuando es día de San Antonio.

Y la cosa es que le siguen pidiendo al "hombre ideal". Le siguen pidiendo al "príncipe azul". 

Yo tengo una cosa o dos preguntas sobre el príncipe azul:

1. ¿Por qué pedir príncipes si nomás se casan con princesas?
2. ¡Quién me garantiza que el mentado pelado no se convertirá en sapo?

O sea, básicamente no le piden novio a San Antonio. Le piden ser Cenicienta. Qué petición más egoísta.

Finalmente, el mentado "príncipe azul", quien además es un patán hijo de mami, se va a fijar en la más fácil para acostarse, en la más fea para trepar de posición y en la más mensa para ser su esposa. 

Yo declaro que no soy ni fácil, ni fea y mucho menos soy mensa. Por lo que a mí el mugre príncipe azul me tiene sin el menor cuidado. Quiero un hombre, pareja, compañero. Que venga en el paquete que sea pero que tenga las pequeñas cualidades -recalco: pequeñas- que mi muy difícil temperamento y situación de vida me permiten pedir.

No comemos con pajaritos y no vendrán los animales del campo a subirnos el cierre del vestido. A mí ninguna rata me pondrá una pata en el cabello para enlazarme un moño. Y nunca permitiré que un zapato me escoja novio.

Hoy no le pediré un príncipe a San Antonio. Nada más lo pondré de cabeza para ayudarme a distinguir a los sapos in disguise que pululan y con los que me he topado durante toda mi vida adulta. ¡San Antonio de Padua, échale ganitas!