lunes, octubre 11, 2010

33.

... Y como Jesucristo.

No hay nada que me provoque más shock que un "A ver cómo le haces".

Y cuando un superior te lo dice, en una condición de total autoritarismo, es un turning point en tu carrera.

No me distingo por faltar a trabajar por enfermedad. Es más, mis padres y mi roomie dicen que tengo una tendencia a la adicción al trabajo. Sin embargo, después de mucho menjurge entre herbolario , entre sacado de la farmacia; no pude bajarme la gripa que tengo desde la semana pasada. Así que, esta mañana, llamé para reportarme enferma.

Mi jefe inmediato me dijo que era evidente, en mi tono de voz, que estaba enferma. Que me tomara el día, nada más que "le avisara a la gerente". Me transfirió con ella.

De inmediato se puso a la defensiva. Me negó ausentarme, bajo el argumento que estaban cortos de personal. De inmediato le dije que "como ella considerara", nada más que tomara en cuenta que así como ando, no le iba a ser de mucha ayuda. Volvió a insistir en que la información se iba a quedar corta, y un largo etcétera.

Para este punto, entre su necedad y mi dolor de senos nasales, decidí ponerme a contar las veces que, bajo este mismo argumento, me había tenido que quedar a trabajar sola toda la tarde, que había regresado a deshoras a la redacción, que me había ido a la Sierra Norte a cubrir un huracán en mis días de descanso... En fin, mi etcétera tampoco fue corto.

Hubo una corta pero incómoda pausa del otro lado del auricular... Segundos y suspiros más tarde, la gerente me dijo enérgicamente que "Sólo podía faltar un día. Que al siguiente 'A VER CÓMO LE HAGO'".

Pues después del viernes... A ver cómo le hacen ellos.